Los 10 videojuegos que más jugué en mi vida

Los juegos hablan mucho de las personas y cuando todavía sos chico ayudan a tu formación. Por eso un listado de lo que más jugaste en tu vida es un pase libre a tu alma.

Acá va el mío sin un orden particular e intentando ilustrar con video que muestren el juego, no un trailer mamón que no tiene nada que ver con la realidad.

Alpha Centauri

Alpha Centauri es un juego de estrategia por turnos clásico. Llegás a un planeta nuevo con tu civilización que tiene características particular, empezás con una pequeña base y tenés que crecer hasta lograr algunas de las victorias disponibles, que van desde ser el más avanzado a nivel tecnológico hasta destruir a todos tus enemigos. Este juego tenía la particularidad de que podías crear tus propias unidades por piezas, algo que los demás títulos de Sid Meier no replicaron.

Lo jugué en la época que no tenía dinero para comprarme juegos, ni siquiera piratas, y usaba las demos que venían en revistas o podía descargar de la computadora de mi papá. Junto con Conquest of the New World, fue uno de los primeros que repetí sin parar hasta tener que comenzar de nuevo en el turno 50, porque hasta ahí llegaba la prueba.

¿Lo bueno? Tenía que aprovechar al máximo el tiempo disponible, el cual era extremadamente limitado, e intentar llegar siempre un poquito más lejos. Cuando finalmente logré comprarlo ninguna IA podía conmigo, había llegando a un grado de eficiencia tal en esos primeros turnos que les resultaba imposible alcanzarme.

FIFA

Creo que la primera edición que jugué de FIFA fue la 97, en mi Sega Genesis. No estoy del todo seguro. De ahí en más fue uno de los juegos que sin falla me compro todos los años. Solo durante un tiempo cambié al PES porque se habían puesto las pilas y se jugaba mucho mejor, pero solo por dos o tres años.

Durante estos más de 20 años de relación jugué todos los modos posibles, siendo mi mayor logro llegar a 2da división de Ultimate Team. Mi modo favorito es Carrera, como jugador y como técnico.

Lo sigo jugando y así será hasta que me muera.

Civilization

Puedo decir que los juegos de estrategia por turnos son mis favoritos, me gusta la idea de tener todo el tiempo del mundo para decidir tu siguiente movimiento y que sea una competencia principalmente de inteligencia. Entonces, luego de Alpha Centauri, lógicamente llegué a Civilization el cual, si mal no recuerdo, comencé en el III y el que más jugué, por mucho, fue el V. Miles de horas registradas en Steam (de hecho al VI, al cual no le jugué tanto, tengo más de 200 horas) y solo se ve ahí parte de la verdad ya que mucho tiempo lo tenía por fuera de ese sistema.

Este juego es muy similar a Alpha Centauri, de hecho lo hizo la misma empresa, pero en lugar de ubicarse en el futuro lo hace en el pasado. Comenzás con una pequeña tribu y terminás conquistando el espacio. Decenas de civilizaciones para elegir y juegos que no duran menos de 8 horas. Arte, arte, arte.

Lo sigo jugando aunque ya muy poco, me inclino más por Stellaris.

Command & Conquer: Red Alert

Toda la saga es buenísima, pero Command & Conquer: Red Alert fue el que me tuvo cautivo durante varios años. A diferencia de los anteriores este es un RTS (Estrategia en Tiempo Real), o sea, no hay turnos sino que todo es continuo. Acá se enfrentan los aliados contra los soviéticos, cada uno con sus tipos de unidades y construcciones, con el objetivo principal de destruir al otro en partidas multiplayer y de cumplir misiones en el modo historia de un solo jugador.

Lo que lo hizo tan divertido fue poderlo jugar con mi hermano, conectábamos las dos computadoras que teníamos en LAN y pasábamos horas. Siempre le ganaba, a diferencia del FIFA que ahí estaba más parejo.

The Curse of Monkey Island

The Curse of Monkey Island es el único de aventura de la lista pero que viene a representar a muchos otros. La mayoría también los tuve que jugar limitados, hasta cierta parte, y este fue el primero que pude hacerlo completo. Y en repetidas ocaciones.

Lo interesante de estos juegos era, en esa época que uno era todavía joven y esbelto, que todavía la imaginación formaba una gran parte de la experiencia. Recuerdo meterme tanto en la historia que sentía que la vivía. Hoy ya no me pasa, creo que es porque los juegos reflejan con cada vez más perfección la realidad que no se activa esa parte del cerebro que los libros saben aprovechar tan bien.

Counter Strike

Counter Strike, este fue un grande entre los grandes. Es un FPS (First Person Shooter) multijugador que llegó fuerte cuando pocos tenían computadoras con Internet en sus casas. La premisa es muy sencilla: se enfrentan dos equipos de cinco jugadores, uno intenta poner una bomba y el otro evitarlo. Fin. Hay otros modos pero ese es el bueno.

Acá no se trataba solo del juego sino de toda la comunidad que había en Rosario, mi ciudad natal, en esa época. Empecé con la versión 1.3 en un cyber café en pleno centro de Rosario, luego me movería a jugar a Intercom con mis amigos de la secundaria para formar un clan (o sea, un equipo). Competíamos contra clanes y jugadores de otros cybers de la ciudad, participábamos en torneos y básicamente nos sentíamos parte de algo.

Con el tiempo todos lo fuimos dejando. El tener Internet y computadora en tu casa reducía las visitas al cyber y, la verdad, demandaba demasiado tiempo de entrenamiento el querer ser parte de esa comunidad.

Lo sigo jugando, muy poco, hasta el día de hoy pero solo en el mapa que se mantiene igual desde mi época.

Ultima Online

Si algún juego es responsable por mi amor a los RPG, ese es Ultima Online. Otro que definió el género y fue de los primeros MMORPG del mundo. La historia es la misma de siempre: empezás con un personaje básico y lo vas subiendo de nivel, pero lo interesante de este juego es que es un mundo abierto, sin instrucciones de qué hacer ni línea clara sobre cómo entrenar a tu personaje: podés tener un mago que usa hachas o un guerrero que toca música.

Esa sensación de que todo es posible, más el riesgo de que en cualquier momento te matan y perdés todo lo que traés encima (tanto otro jugador como bichos que andan por ahí) era lo que lo volvía tan interesante.

Ya no lo juego, estoy esperando que lancen alguna versión actualizada, pero mientras tanto me entretengo con Legends of Aria.

PC Fútbol

PC Fútbol debe ser uno de los juegos españoles más exitosos de la historia. Estabas a cargo de manejar un equipo, desde jugadores y tácticas hasta merchandising y el estadio. Estos últimos quizá mis favoritos.

Fue el juego que me regalaron junto con mi primer computadora, no me acuerdo si ya se podían jugar los partidos o no, pero sí en la edición Argentina que relataban Araujo y Macaya. Un lujo total. Después pasé por otros como Football Manager y FIFA Manager, pero el primer amor nunca se olvida.

Diablo

Diablo merece un lugar en el museo de la historia de los videojuegos. Un hack and slash de definió el género. Elegís un personaje, vas cumpliendo misiones y matando enemigos hasta enfrentarte con distintos jefes finales, sube de nivel, mejora y así hasta terminarlo.

Lo adictivo es que está cargadísimo de acción, en especial en su última versión, la 3. Es la que más jugué en todos su modos: un jugador, multijugador con amigos y en temporadas, tanto en PlayStation como en PC.

Le sigo jugando y seguramente así será por mucho tiempo, porque se viene el 4.

Sim City

Esto es administración y no giladas. Sim City (¿otro que definió género?) se lleva todos los premios por entretenido y profundo (sin albur).

Empieza el juego con un pedazo de tierra virgen, dinero y conexión a una carretera principal. De ahí es de tu responsabilidad definir zonas urbanas, industriales y comerciales, sus calles, reglas, colegios, edificios de policía y bomberos, y así. El objetivo es mantener todo en un perfecto balance donde la industria tenga empleados, las zonas urbanas habitantes y las comerciales clientes, mientras se educa y protege a la población. Ah, cuidado de que no te caiga un meteorito en medio de todo eso…

Jugué al último pero el limitante del tamaño de la ciudad me mató todo el cariño, así que sigo pero con el Cities: Skylines.