¿Emprender solo o en grupo?
Es una gran pregunta y ambos tienen sus pros y contras. Yo hice las dos cosas, empezando fuerte en mi adolescencia a crear productos digitales solo, y luego en mis 20s y 30s a hacerlo con socios. Acá te comparto mi experiencia para que decidas qué es lo mejor para vos en este momento y para el proyecto que quieras encarar.
Solo
- Es más sencillo para empezar: ya tenés a todos los socios, o sea, vos.
- Permite experimentar con cualquier idea no importa cuan loca sea: así que si querés hacer ese sitio sobre cocineros fanáticos del bádminton, adelante, nadie te puede detener.
- Hay que tener presente que las cosas pueden no funcionar: soportar el fracaso y tomarlo como aprendizaje. Esto parece algo que también afecta a los grupos, pero es diferente, acá el fracaso es todo tuyo, enterito, y es importante tenerlo presente desde el inicio para no perder las ganas si sucede y aprender.
- Se avanza más rápido: si quieres ir rápido ve solo, si quieres ir lejos ve acompañado. Esto es porque evitás cualquier demora en la toma de decisiones, son tuyas y no hay espera entre que tu cerebro lo decida y su puesta en marcha.
- El resultado es un reflejo de tu cabeza, personalidad e ideas: y eso está buenísimo. Ayuda a descubrirte como emprendedor, entender qué proyectos te apasionan y qué ideas te encanta llevar adelante. Yo empecé programando, pero luego me di cuenta, al sacar varios proyectos, que lo que realmente me gustaba era la idea de que usen mis aplicaciones, no tanto el hacerlas, en definitiva, me gustaba el comunicar, el llegar a otras personas. Y así me enfoque de lleno en eso.
- Uno es su propio soporte y motivación: lo cual es complicado. No hay que tomarlo a la ligera, si bien pareja, amigos y familia pueden ayudarte en los momentos que estés sin energías para seguir con tu proyecto, ellos no pueden realmente hacer nada más que darte ánimos.
En grupo (con socios)
- Las ideas se refinan entre todos: y ayuda a que sean mejores. Cada uno aporta su punto de vista, se descartan las que dejan de tener sentido y se llega a un producto final que pasó por varias cabezas.
- Hay más dinero disponible: para invertir en el desarrollo del producto, el branding de la marca, la pauta para llevar clientes. Obviamente también las ganancias se dividen, pero quizás nunca hubieses llegado a tenerlas sin la suma del dinero de todos.
- Más conocimientos sobre la mesa: al tener especialistas en distintos temas o que pueden especializarse. Sobre todo lo segundo es importante para emprendedores jóvenes, quizás no tengan aún el conocimiento sobre cierto tema, pero si cada uno está interesado en cosas diferentes y van especializándose, eventualmente lo serán, y ya desde el inicio tienen las responsabilidades divididas para avanzar bien organizados.
- A veces te vas a bajonear, vas a perder las ganas o estarás muy ocupado: ahí los otros se hacen cargo. Somos seres humanos y tenemos nuestros altibajos, en algunos momentos podemos perder toda motivación para continuar con el proyecto, y ahí es donde son tan importantes los socios. Porque ellos continúan manteniéndolo a flote hasta que te repongas. Se vuelve mucho más constante y esa es una de las claves del éxito.
- Las decisiones puedan debatirse y llegar a un lugar común: del mismo modo que se refinaron las ideas iniciales, las decisiones sobre distintos aspectos del emprendimiento también se definen entre todos, lo cual hace más probable que sean mejores. Y en este punto es importante que sean socios impares, para que si no logran llegar todos a un acuerdo se vote y avance, esto evita la parálisis por análisis y permite ser más ágiles como empresa en la toma de decisiones.
Y así llegamos al final, espero que te haya servido, lo compartas y, si te gusta este tipo de contenido, me sigas en Instagram y te suscribas a mi canal de YouTube, donde semanalmente subo un video nuevo como el siguiente.